Los niños suelen ser un fiel reflejo
de lo que ven en casa en cuanto a comportamiento y modales; sobre todo
en los primeros años que apenas cuentan con otro contacto social que el
de sus padres (pues no van al colegio o la guardería). Desde ese preciso
instante debemos tener cuidado con nuestro comportamiento, con nuestro
lenguaje, con nuestros gestos ... los niños lo absorben
todo, son como pequeñas esponjas ávidos por conocer y descubrir. Y
aunque, en muchas ocasiones, no nos demos cuenta los niños están
"grabando" todo lo que ven y escuchan.
Todas
las enseñanzas son buenas, pero la educación será una de las más
importantes y necesarias para su desarrollo como persona. Un niño
educado es un adulto respetuoso, tolerante y preparado para convivr con
los demás. La preparación profesional es importante, para poder
desarrollar un trabajo determinado y ganarse el sueldo, pero el
desarrollo personal es importante para todos los órdenes de la vida, su
vida social, laboral, familiar.
Ahora
bien, la realidad nos hace conocer lo dura que es la fase de educación
del niño. Cambiar comportamientos, conductas, insistir, remarcar, etc.
es una tarea diaria, para la que se tiene que armar de mucha paciencia.
La capacidad de aprender de los niños es muy grande, pero también son
muy grandes sus ganas de hacer lo que más les gusta: saltarse las normas
y hacer lo incorrecto que, generalmente, es más fácil (e incluso,
divertido) que hacer lo correcto.
Los
buenos modales (incluidas otras enseñanzas como la higiene personal, el
vestuario, etc.) son fundamentales en todas las personas que conviven
con el pequeño. No hay que darle una disculpa sobre si tal o cual
persona hizo eso; el se escudará rápidamente en este hecho para
justificarse.
Durante los primeres
meses de vida del niño, está claro que las enseñanzas deben ser mínimas
pues el niño apenas tiene capacidad motriz para poder realizar actos
como tomar bien una cuchara o cualquier otro cubierto, limpiarse con una
servilleta o babero, etc. Asi todo, no podemos descuidar nuestros
modales, pues los niños son "máquinas de imitar" y, aunque de forma
inconsciente, imitarán todo lo que hacemos.
Un
punto importante en su educación es el momento en el que empiezan a
decir sus primeras palabras. Después de asimilar la gran alegría de
haber escuchado por primera vez papá, mamá o cualquier otra palabra, hay
que ponerse manos a la obra. Hay que enseñarle a pedir las cosas por
favor, a dar las gracias cuando le dan un caramelo, le deja un juguete,
etc. No es fácil, pero a base de insistir se consigue.
Los
niños, desde que son pequeñitos hasta la pubertad requieren de
atenciones, que suelen ir mermando o cambiando a medida que crecen. Por
eso un lema que es importante recordar; hay que "invertir" en nuestros
hijos; pero no solo dinero (mandarle a un buen colegio, a clases de
refuerzo, a realizar actividades extraescolares, etc.), sino que hay que
"invertir tiempo" en nuestros hijos. Y de eso tiene todo el mundo. Lo
importante es saber aprovecharlo y saber que es una inversión de futuro
hacerlo en nuestros hijos.
Fuente: www.tebytib.com
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