¿Quién dijo que no se puede hablar de las cochinadas que todos hacemos?
Ésta es la pregunta que se hicieron los científicos Julieta Fierro y
Juan Tonda —ganadores del Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia
en 1993 y 1998, respectivamente—, cuando decidieron escribir El libro de
las cochinadas.
Dedicado a “todos los que hacen cochinadas” —como tú y yo—, el texto
ilustrado por José Luis Perujo —Premio Nacional de
Periodismo(caricatura) en 1993— busca demostrar que actividades como
vomitar,obrar, sudar, orinar, moquear y expectorar, entre otras que
están “prohibidas por las buenas costumbres”, son funciones esenciales
de los seres humanos, las cuales es importante conocer para evitar
enfermedades.
“Más vale aceptar ser cochino que demostrar no serlo”, es el lema
que utilizan los autores para declararse abiertamente cochinos, pues
aseguran que es mejor dejar salir todo lo que no le sirve al cuerpo en
vez de que, por vergüenza o prejuicio, se quede dentro y cause estragos a
la salud.
El libro cuenta el caso del
dictador Adolfo Hitler, quien tomaba tantas pastillas para evitar los
gases, que éstos tuvieron efectos tóxicos en él y agudizaron su locura.
También hace referencia a un hombre francés llamado Joseph Pujol, quien
se hizo famoso en el siglo XIX por su interpretación de la Marsellesa
(Himno Nacional de Francia) con flatulencias —consiguiendo tonos y
efectos variados— en el Moulin Rogue. Al parecer, éstos eran producidos
por las grandes cantidades de agua mineral que Pujol bebía antes de cada
espectáculo.
Además de estas historias, podrás enterarte de datos poco conocidos sobre la combustibilidad del excremento, la coloración de los desechos,la capacidad adhesiva de los mocos, los orígenes del WC, el origen de barros y espinillas o la lista de alimentos que contribuyen a ahuyentar al prójimo.
También podrás saber cómo se llamaba la diosa azteca de la caca, cómo reconocen los potrillos a su mamá, qué toman los yoguis de la India para purificarse, cómo le hacen los astronautas para ir al baño, por qué no debes encender un cerillo cuando estás en un establo, cuáles la importancia de un eructo en ciertas circunstancias o los beneficios de usar antitranspirante.
Para que no te confundas, al final se incluye un glosario en donde se ofrecen sinónimos de las palabras tabú relacionadas con la escatología o, como la definen los autores, “ciencia de la caca”. Y si quieres divertirte aún más o quizá sorprender a tus amigos diciendo frases muy originales relacionadas con el reto de ser cochino, no dejes de revisar los dichos, refranes y textos relacionados con este tema tan “controvertido” y a la vez tan “natural”, que se incluyen en este volumen.
La recomendación es que leas y veas este ejemplar mientras haces tus cochinadas en el excusado, uno de los mejores lugares para la lectura, pues según dicen: “leer y hacer cochinadas, es el placer de los dioses”.
Además de estas historias, podrás enterarte de datos poco conocidos sobre la combustibilidad del excremento, la coloración de los desechos,la capacidad adhesiva de los mocos, los orígenes del WC, el origen de barros y espinillas o la lista de alimentos que contribuyen a ahuyentar al prójimo.
También podrás saber cómo se llamaba la diosa azteca de la caca, cómo reconocen los potrillos a su mamá, qué toman los yoguis de la India para purificarse, cómo le hacen los astronautas para ir al baño, por qué no debes encender un cerillo cuando estás en un establo, cuáles la importancia de un eructo en ciertas circunstancias o los beneficios de usar antitranspirante.
Para que no te confundas, al final se incluye un glosario en donde se ofrecen sinónimos de las palabras tabú relacionadas con la escatología o, como la definen los autores, “ciencia de la caca”. Y si quieres divertirte aún más o quizá sorprender a tus amigos diciendo frases muy originales relacionadas con el reto de ser cochino, no dejes de revisar los dichos, refranes y textos relacionados con este tema tan “controvertido” y a la vez tan “natural”, que se incluyen en este volumen.
La recomendación es que leas y veas este ejemplar mientras haces tus cochinadas en el excusado, uno de los mejores lugares para la lectura, pues según dicen: “leer y hacer cochinadas, es el placer de los dioses”.
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